Esto se llama luz de gas y es un tipo de violencia emocional en el que tu pareja hace que te empieces a cuestionar tu propia percepción de la realidad.
1. Mientras estáis manteniendo una conversación normal, te hace sentir como si no entendieras nada o como si siempre estuvieras equivocado/a.
Ni siquiera tiene que ser durante una discusión. Y puede ser sutil: no siempre es una frase directa tipo «vaya, qué tontería has dicho», sino que da la impresión de que nunca dices nada inteligente y que siempre estás completamente equivocado/a, no importa cuáles sean las circunstancias.
Cuando hablamos de relaciones violentas es muy común pensar en violencia física, porque es la más visible. Pero no es el único tipo de violencia. En este caso estamos hablando de violencia emocional. “El factor principal en cuanto a la violencia emocional, es la minimización y humillación de la pareja”, explica Marina Ganzarolli, abogada, estudiante de doctorado en Sociología legal por la universidad de São Paulo, Brasil, y cofundadora de la Red Feminista de Juristas (DeFEMde). Puede que nunca te haya levantado la mano, pero siempre te hace sentir como si no valieras nada.
2. Cuando no estás de acuerdo con él/ella, te dice cosas como «estás loco/a», o «todo está en tu cabeza», o que estás haciendo una montaña de un grano de arena.
Esto se llama luz de gas y es un tipo de violencia emocional en el que tu pareja hace que te empieces a cuestionar tu propia percepción de la realidad.
3. Cree que tiene el derecho de controlar tu vida y tus elecciones.
Puede que quiera que cambies tu forma de vestir. O que te quites el pintalabios rojo de la cara. O que te diga que no le gusta que tengas otros amigos (o amigas). O incluso que intente controlar dónde «puedes» y «no puedes» ir. ¿Has escuchado alguna vez algo así como «ninguna pareja mía hace/lleva/dice» esto o aquello?
Celos, egoísmo y comportamientos controladores son signos clásicos de una pareja que podría conducirte a una relación violenta, explica la jueza Cristina Cabral, de la Agencia coordinadora de mujeres en situación de violencia doméstica y familiar, de la magistratura del estado de São Paulo.
Esto también se puede extender a la violencia financiera: controla tus facturas, tu elección de ropa, te distribuye el dinero que te puedes gastar, etc.
4. Haces cosas en contra de tu voluntad por miedo a su reacción si te opones. O no respeta tus deseos cuando dices «no», incluso durante el sexo.
No tienes ganas de tener sexo, pero insiste. O «terminas cediendo» porque quieres complacerle. “La agresión sexual también sucede en las relaciones”, dice Ganzarolli. “Te hace sentir culpable o con la obligación de satisfacerle. Y puede tener lugar una violación real, como el sexo anal no consentido durante el sexo, por ejemplo”.
5. Nunca «te pega», pero a menudo provoca que te salgan moratones o usa la fuerza física para «calmarte».
La violencia física no es solo una bofetada o un empujón. También incluye pellizcos, o «que te agarre fuerte» cuando estáis discutiendo, dejándote las marcas de sus dedos en los brazos, o sujetarte a la fuerza para abrazarte cuando no quieres que esté cerca, por ejemplo.
6. Te dice que nunca nadie te querrá, o te aceptará o querrá tenerte a su lado.
Estas son típicas afirmaciones en el campo de la violencia psicológica, explica Ganzarolli. Frases como «si no haces esto significa que no me quieres» y «si no haces eso me voy» también entran en esta categoría.
7. No reacciona bien ante tus logros o las cosas buenas que pasan en tu vida.
No es ninguna coincidencia que el mismo día que se supone que vais a salir juntos a celebrar algo bueno que te ha pasado tengáis una desagradable discusión por alguna tontería y te intente convencer de que no eres lo suficientemente bueno/a en nada, haciendo que te cuestiones tu propia valía.
8. No le gusta cuando hablas con otras personas, especialmente cuando no está presente, o intenta hacerte creer que la única opinión que debes tener en cuenta es la suya.
Y este aislamiento solo provoca que te alejes de tu familia o de tus amigos, que son quienes podrían sacarte de la relación violenta.
9. Te hace sentir que tú tienes la culpa de sus agresiones o amenazas.
Esta es una de las mayores mentiras en una relación violenta. Recuerda que nunca tienes la culpa de sus acciones. Nunca. Tú no «te lo estás buscando». Tú no «le has sacado de sus casillas». Él/ella es responsable de sus propias acciones, no tú. Nunca te culpes a ti mismo/a.
10. Sus acciones te hacen sentir raro/a o preguntarte si lo que ha ocurrido es normal.
No dudes de tus propios sentimientos y encuentra un momento para hablar con alguien en quien confíes, como un amigo que sepas que te escuchará sin juzgarte. No siempre nos damos cuenta de lo que está pasando y hablar puede ayudarte a entender mejor la situación. “Cuando una mujer trata de describir y hablar acerca de su situación, se da cuenta de que no es normal ni natural”, dice Ganzarolli.
11. Dice que otras personas no deben entrometerse en la discusión de una pareja y que vuestros problemas son «un asunto de pareja».
“Si lo enfocamos desde un punto de vista estadístico, vemos que no se trata de un problema doméstico, o que afecte solo a unos individuos, sino que es más bien un problema de salud pública y de educación. Todo aquello por lo que está pasando esta mujer, lo está sufriendo su vecina, lo está sufriendo la mujer que va caminando por la calle y lo está sufriendo la mujer del barrio de al lado”, dice Ganzarolli. (Dicho esto, cualquiera puede ser víctima de la violencia, independientemente de su identidad de género).
12. No te hace daño, pero expresa su agresividad golpeando mesas, puertas y otros objetos.
Esto, de hecho, es una forma de amenaza, para demostrar su fuerza y sugerirte que tú podrías ser el/la siguiente.
13. Te grita.
Recuerda: la violencia no es solo física. Y es muy común que la violencia se vaya incrementando. Lo que empieza con solo un grito puede, muy rápidamente, convertirte en una bofetada en el futuro.
14. Te pega.
Puede parecer obvio, pero siempre es bueno recordarlo: no, esto no está bien, no te lo mereces y, una vez más, no es culpa tuya.
15. Continuamente se muestra agresivo/a o violento/a, pero cada vez que pasa te promete que no volverá a ocurrir.
Ganzarolli explica que en el círculo de la violencia, tan pronto como tiene lugar la explosión (la pelea, la agresión o la violencia), llega un periodo conocido como «luna de miel».
Es cuando muestra arrepentimiento, sabe que se ha comportado fatal y te promete que va a cambiar, que seguirá una terapia; te hace regalos, te dice cuánto te quiere, te aprecia, te escucha y se transforma de sapo a príncipe. Ahí es cuando la víctima deja de informar sobre el abusador.
“El [individuo] no quiere librarse de [su] pareja, quiere librarse de la violencia”, dice Ganzarolli. Durante este periodo, parece que todo va a ir bien. “Pero aunque pueda tardar horas, días, un mes o un año, el círculo de la violencia siempre vuelve a girar”.
Si estás en una relación violenta, o conoces a otra persona que esté en una relación violenta, pide ayuda.
Puedes hablar con alguna persona en la que confíes, o ponerte en contacto con el 016 (Brásil), 911 (México)
Con información de Buzzfeed