No eres ni de aquí ni de allá cuando estas desaparecida.
La columna rota | @Fridaguerrera
Ana vivía en Tecámac, Estado de México, el 30 de enero de 2017, salió de su domicilio, se dirigía a casa de sus padres en Ecatepec, más tarde iría a trabajar y a comprar algunos productos de belleza que vendía para ayudar a la economía familiar, es la 3ª hija de cuatro tres mujeres y un hombre del matrimonio conformado por Hilario García Santes y Guadalupe Rivero Díaz, después de que fui contactada por Gustavo el hermano mayor de Ana Patricia, acudí a la casa de Don Hilario y Doña Lupita.
Nos recibió Don Hilario quien amablemente nos invitó a pasar, una casa cómoda, humilde pero reconfortante, dentro se encontraba Rosa Isela hermana menor de Ana Patricia, quien con la misma sonrisa que su papá nos dio la Bienvenida, Doña Lupita se incorporó minutos después, una televisión encendida con el partido de futbol que se llevó a cabo el sábado pasado desviaba en momentos la atención de Don Hilario, sentados frente a frente en el comedor de la casa, Doña Lupita, Don Hilario y Rosa Isela iniciaron su relato.
Isela, serena toma la palabra y nos comenta – “Ana Patricia venía a la casa, había quedado de pasar a vernos, de vez en cuando venía a visitarnos, ese día pasaría rápido para irse a trabajar, ella trabajaba en un call center en la Ciudad de México, la última vez que la vieron fue en Boulevard Ojo de Agua; desde entonces no sabemos nada de ella”.
La respuesta Institucional hasta el momento ha sido “buena”, detalla Isela están investigando, pero hay muchas deficiencias, “andando en este tema nos hemos dado cuenta de la cantidad de mujeres, niños, hombres que desaparecen a diario, por lo mismo los investigadores están rebasados de trabajo, todos quisiéramos que nuestra desaparecida fuera investigada primero, pero si entendemos que son demasiadas, la buscamos por todos lados, hospitales, recorrimos el camino que se supone Ana Patricia viajó”.
La familia no tiene idea de qué pudo haber pasado, las autoridades preguntaron si ella podría haberse ido por su voluntad, la respuesta de Isela fue tajante, “No pudo ser, ella tenía proyectos estaba estudiando Ingeniería Geofísica en el Instituto Politécnico Nacional, se había dado de baja debido a carencias económicas, pero estaba por retomarlo”
El 31 de enero de 2017, la familia de Ana Patricia se enteró que no había llegado a casa, no fue a trabajar, ni acudió a casa de sus padres, en aquel momento inició la investigación, esta situación es algo que jamás imaginaron que les pasaría.
Ana es muy delgada, tenía 33 años cuando desapareció, Doña Lupita rememora cuando Ana nació. “De todas mis hijas era la más alegre, atrabancada, carismática, se la pasaba haciendo reír a la familia, Nació el 2 de enero de 1984, era muy desinhibida”.
Ávida Isela nos cuenta la nobleza del corazón de Ana, “es muy sensible y ayudaba mucho a la gente, les daba de comer a quienes necesitaban, su adoración es su hijo de tres años quien la necesita, no entendemos quién pudo haberla querido desaparecer”.
Doña Lupita interviene nuevamente y nos hace saber la enorme tristeza que tiene por la ausencia de Ana, “quisiera ir a buscarla saber dónde está, pero no se puede, porque no sabes qué pasó, tengo mucha preocupación, el corazón me dice que ella esta con vida, pero otras más siento que ya no está viva, me daría consuelo encontrarla como sea, pero ya verla”.
Cuando Don Hilario tomo la palabra entendí porque sé desatendía con la televisión, el dolor le deja sin voz cuando me hace saber el daño que le ha causado su desaparición, “Mi papá estaba enfermo tuve que ir a cuidarlo falleció, cuando mi hija desapareció, el dolor que tengo es insoportable, el no saber cómo se encuentra, la hemos buscado por todos lados, y no hay nada”.
El sufrimiento abraza a la familia de Ana quienes solo piden saber qué pasó, dónde está ella, quién pudo llevársela, si no tenía dinero como para hablar de un secuestro, ellos menos, una familia que ha forjado buenos seres, Don Hilario y Doña Lupita formaron hijas y un hijo de bien, todos profesionistas, quién puedo querer hacerles un daño de esta magnitud, ante mis ojos nuevamente la desesperación, las miles de preguntas sin respuesta, la necesidad de ser mago y regresar el tiempo atrás para protegerla y no poder hacerlo, un altar con las fotos de Ana adornan el cuarto que funge como sala comedor, un crucifijo, la virgen de Guadalupe, imágenes de santos a quienes con seguridad estos padres a diario le piden encontrar a su hija, Don Hilario con lágrimas en los ojos solo puede expresarme; “Queremos encontrarla como sea viva o muerta, pero saber dónde está, es cuando tal vez tengamos un poco de consuelo”
Junio 24 2017
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