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La columna rota: Ante el feminicidio de una madre por Frida Guerrera

#SiMeMatan

La columna rota/Frida Guerrera Villalvazo | @Fridaguerrera

Leticia Nicolás Ramírez, un 8 de marzo de 1977, justo el día que la oficina de los Naciones Unidas declaró “El Día Internacional de Mujeres Trabajadoras”; Leticia no solo era trabajadora y una mujer llena de vida, de plenitud, era madre de niñas, y que, al momento de ser asesinada, tienen 22, 17 y 15 años.

Mi mamá adoraba la vida, siempre estaba de juguetona con sus sobrinitas, con nosotras, le gustaba salir de fiesta con la familia, fanatizaba con el pescado prácticamente a diario lo comía, nos detalla Jaqueline López Nicolás, hija mayor de Leticia, la describe como una mujer que sencillamente amaba todo lo que hacía, hacía el desayuno, la comida, iba a esperar a su hija menor al escuela; con el padre de sus hijas no estaban como pareja, pero eran buenos padres, recuerda Jaquie, y con profundo dolor, sentada frente a la cruz de su madre, nos hace saber cuánto lamenta, no haberle dicho lo mucho que la amaba.

Leticia desapareció el 2 de abril de 2017; luego de que recibiera la llamada de “un amigo”, que sus hijas no conocían bien, pero que su mamá sí, la invitaron a salir con tres parejas, Leticia consiente y clara, le aviso a sus hijas que saldría, ese fue el último día que la vieron con vida; el 3 de abril, luego de poner la denuncia de su desaparición; un cuerpo fue hallada en la orilla de la carretera que comunica de Juchitán a la Ventosa, en Juchitán, Oaxaca, México; Jaquie recuerda que cuando les comentaron ella se negaba a aceptar que era su mamá; “No podía ser posible, no era justo, que la hayan asesinado y la dejarán ahí, exhibida, mi mamá, no merecía eso, no era una mala mujer; no tenían que asesinarla, Jaquie nos hizo llegar lo que hace algunos días leyó en nombre de sus hermanas;

-“La muerte es una fase de la vida, por la que todo ser humano debe pasar y una de las cosas que viene con ella es el dolor, que simplemente se trata de una experiencia, una experiencia desagradable en este caso, ciertamente es algo natural, pero la muerte de mi madre no, ella no debió morir así, ella no debió ser arrancada de nosotras.

El pasado 3 de mayo se cumplió un mes del feminicidio de Leticia Nicolás Ramírez, ella era hija, hermana, mujer y era mi madre y no solo mía, conmigo se quedan mis hermanas.

El dolor que se siente al perder a una madre es un sentimiento que no puedo explicar, miles de emociones estallan dentro de mí, sin embargo, las únicas que puedo expresar es la tristeza, el coraje, la decepción y el enojo.

Mi madre era una mujer alegre, le gustaban las fiestas, siempre tenía una sonrisa en su cara que podía hacer reír a cualquiera que se cruzara con ella, tenía mucha vida por delante, le hizo falta ver crecer a sus hijas, este año mi hermana cumple 15 años y no tendrá la oportunidad de estar con ella, tengo otra hermana que está por cumplir los 17 y yo, que tengo 22 años, ella estaba muy emocionada porque estoy a un paso de graduarme como enfermera, era su orgullo, era tan solo una mujer que esperaba mucho de la vida, pero la vida no tuvo mucho para ella.

Nosotras somos de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, es una ciudad donde actualmente ya no se puede salir por las noches a cenar, a pasear al parque en familia, donde el hecho de salir a convivir con las amigas es un riesgo, un peligro. Pero de qué se trata todo esto, como puede ser posible que la inseguridad, el machismo, la ignorancia de las personas puedan acabar con la vida de mujeres, ser mujer no debe ser sinónimo de asesinato, en donde queda la igualdad de género, la protección de las mujeres y sus derechos, ninguna persona puede acabar con la vida de otra; estas personas que fueron los causantes del asesinato de mi mamá no se han encontrado, no se ha podido hacer justicia, lo único que queremos es que se hagan investigaciones profundas, que en verdad trabajen en el caso, quiero que paguen por el dolor que nos han causado como familia, sé que con esto no podré hacer que mi madre regrese, pero quiero que su muerte no sea en vano, que todos los feminicidios acaben, quiero que ella sea un símbolo de vida, de un nuevo comienzo para nosotras como mujeres, quiero que esto no quede impune, que las autoridades hagan su trabajo, ya que lo único que me queda de mi madre son puros recuerdos.

Esto no solo lo pido por ella, así como nos pasó a nosotros en un futuro pueden ser ustedes las que pasen por este dolor.”-

Jaqueline

Leyendo estas líneas y escuchando a Jaquie, llorar, no dejo de pensar en lo que precisamente el día que se cumplió un mes del feminicidio de su madre Leticia de 40 años; fue encontrada asesinada Lesvy Berlín Osorio, de 22 años; en las instalaciones de la Universidad Autónoma de México (UNAM); un feminicidio más que desató una serie de justificaciones por parte de las autoridades capitalinas; criminalizando a Lesvy y prácticamente culpándola de su feminicidio; imagino en el momento en que usted este leyendo sobre el feminicidio de Leticia en Juchitán; todo lo que pensará o dirá para justificar su feminicidio.

Leticia y Lesvy, dos mujeres completamente diferentes; Lesvy tenía la edad de la hija de Leticia; lo único que las une; es que son 2 mujeres de las más de 630 víctimas de #feminicidio en México en lo que va de este 2017; un país que sigue sumando dolor, indignación y que no fueron asesinadas por que se lo buscaron; fueron asesinadas por la simple y llana razón de que en México; NOS ASESINAN PORQUE PUEDEN.

 

Mayo 2017


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fridaguerrera@gmail.com

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